26 febrero 2010

ACUPUNTURA PARA EL DOLOR



















El dolor es una sensación subjetiva de malestar o sufrimiento que se origina como resultado de estimulaciones nocivas (los receptores se llaman nociceptores) que indican daño de los tejidos o enfermedad de cualquier tipo.
Es en primer lugar un signo de defensa, una alarma. No es un síntoma aislado, ni un dato objetivo en la exploración de un enfermo. El dolor es una experiencia, una vivencia subjetiva que el paciente padece y que se ve por tanto rodeada de un número considerable de connotaciones subjetivas culturales y del recuerdo del propio paciente que lo hacen distinto a cualquier otro síntoma clínico.

La ansiedad que rodea a cualquier dolor, como expresión de un miedo ante la incertidumbre de una enfermedad grave, un sufrimiento prolongado; hacen del dolor el más antiguo motivo de la lucha del hombre contra sus enfermedades y el gran motor que ha hecho avanzar la ciencia médica desde aquellos antiguos alquimistas que empeñaban su vida en el tratamiento de las enfermedades de sus señores feudales hasta las modernas unidades de terapia de las clínicas del dolor de nuestro días.

También en la Medicina Tradicional China y en especial en la Acupuntura, la lucha contra el dolor fue uno de los motivos de su nacimiento y desarrollo hace 5000 años. Así la práctica de la acupuntura se ha ido enriqueciendo a lo largo de la historia a través de la observación y la repetición de la experiencia clínica. Por eso no es de extrañar que no se conocieran íntimamente los mecanismos por los que las agujas son capaces de anular el dolor. Es ahora en los últimos años cuando se están realizando investigaciones científicas que tratan de encontrar respuestas a este fenómeno y explicarlo de forma científica. 

La acupuntura tiene dos mecanismos de acción conocidos. En primer lugar podríamos hablar de un mecanismo neurobiológico, según el cual, la acción de una aguja en una terminación nerviosa es capaz de generar un estímulo que bloquea los conductos por donde se conducen las sensaciones dolorosas desde cualquier parte del cuerpo hasta la corteza cerebral a través de la médula espinal. Esto explicaría por qué los médicos acupuntores nunca pinchan donde duele sino en sitios distantes.

En segundo lugar podríamos hablar de un mecanismo humoral, es decir la acupuntura es capaz de aumentar la secreción interna de unas sustancias analgésicas naturales que el cuerpo produce y que actúan a nivel cerebral. Estas sustancias llamadas endorfinas generan una sensación de relajación e inhiben la sensación de dolor que hace de la acupuntura un eficaz remedio natural para tratar el dolor.

Baste recordar que la acupuntura es capaz de aumentar 30 veces la cantidad normal de endorfinas de la sangre. Estas sustancias son un analgésico natural que fabrica nuestro cuerpo, que no fueron descubiertas hasta 1977. Esta falta de conocimiento científico en la antigüedad, no ha sido obstáculo para la aplicación y desarrollo eficaz de la acupuntura en los tratamientos del dolor. Desde una cefalea crónica, hasta un lumbago, un ataque de ciática, dolores secundarios a un pinzamiento lumbar o a una hernia discal, una migraña, una contractura muscular, una contusión hasta la tan temida fibromialgia.

Cualquier dolor agudo o crónico puede ser tratado con acupuntura. Aunque en cada caso habrá que hacer una valoración individual y minuciosa.

En China uno de los avances más revolucionarios de la medicina fue la aplicación de la acupuntura en la anestesia quirúrgica, que allí se utiliza regularmente en algunas operaciones de cirugía. En Argentina estamos muy lejos de esta realidad. Y tal vez nunca la alcancemos mientras no se avance hacia la normalización de esta ciencia como especialidad médica y pueda ser aplicada en los hospitales. Pero al menos, nos queda la seguridad de contar con una eficaz arma para luchar contra el eterno problema del dolor en el ser humano.

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